01 noviembre 2010

Las flores de Chávez


Hoy es día de difuntos. Los cementerios , como todos los años, se llenan de familiares y amigos que van rendir tributo a sus muertos, a ofrecerles flores, a realizar ese ejercicio que evita que mueran en su memoria.
Hoy Chávez tendría que visitar no pocos cementerios. Sería bueno que él, rodilla en tierra, pidiese perdón por sus muchos muertos.
A Chávez le toca hoy visitar miles de tumbas y en cada una de ellas, hablar bajito, con respeto, y hablar poquito, lo justo para pedir perdón a todos esos muertos. Habidos a causa de su ineptitud para combatir el hampa. Solo en el mes de Julio, de este año, 389 cadáveres entraron en la morgue de Bello Monte. Más de 390.000 viviendas violadas por atracadores en el año 2009. Todo por esa ineptitud que le mantiene  en largas cadenas de radio y televisión, expropiando fincas, edificios y empresas sin venir a cuento, cuando debería concentrar cada minuto de su tiempo en eliminar ese caos hamponil en el que nos ha sumido. Porque la falta de inteligencia, la desidia de este ególatra, es la causante indirecta de tanto huérfano, de tanta viuda, de tantos padres a los que le arrebataron un hijo.
¿Cómo es posible que Irak, con una población similar a la venezolana, en medio de un conflicto bélico, con atentados terroristas casia a diario, solo tenga la quinta parte de las victimas mortales que ocasiona el hampa de nuestro caribeño país?
Cada una de estas muertes que acontecen cada día a manos de atracadores son en buena medida responsabilidad de ese presidente accidental que hoy rige los destinos de Venezuela. Para Chávez, más importante que la vida de un ciudadano es obligarnos a escucharle cantar un joropo en cadena de televisión o irse a Cuba a jugar pelota con su amigo Fidel, su gran mentor y fuente de inspiración, que hoy, día de Difuntos ha decidido celebrarlo lapidando a quienes acompañaban a la madre de Orlando Zapata a visitar su tumba. No contentos con lanzarles piedras y apalearlos lo detuvieron y están pasando este día, no visitando la tumba de su hijo sino visitando las dependencias de la policía política Cubana. Es que así es como manejan la seguridad estos tiranos, Los Castro por una lado, el aprendiz Chávez por el otro.
La gran diferencia entre los Castro y Chávez es que por momentos me asalta la duda de si este último actúa por cálculo o por ignorancia.
Hay cerca de ciento cincuenta mil muertos por actos delictivos en estos años del imperio chavista. Son muertos con nombres, apellidos y dolientes. De nada vale excusarse en la supuesta ineficacia de la cuarta república en este mismo asunto. Chávez nos vendió la idea de su golpe de estado, perdón, su intentona de golpe de estado, para acabar con esto. Chávez nos vendió su candidatura a la presidencia prometiéndonos más seguridad, menos corrupción. No cumplió ni lo uno ni lo otro. No fue capaz de llevar adelante aquel golpe ni ha sido capaz de controlar mínimamente el hampa, no se si porque no le conviene o simplemente, lo más probable, por su incapacidad innata para acabar nada de lo que empieza.
Más tarde o más temprano Chávez tendrá que rendir cuentas de tanto muerto que aunque él no les visite en el cementerio, ya se encargarán de visitarle los muertos.

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